21 ago 2023
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Acoso en el trabajo: entender, identificar y resolver.
Acoso en el trabajo: entender, identificar y resolver.
En este artículo encontrarás información valiosa para evitar el acoso en el ambiente de trabajo.
A veces comienza con una broma sutil. Con el tiempo, progresa hacia la falta de respeto y luego comienzan las humillaciones y amenazas. El acoso en el entorno laboral no siempre viene acompañado de gritos o insultos y por eso es tan difícil identificarlo y probarlo.
El acoso puede ocurrir en los ámbitos moral o sexual y se define como la acción de incomodar a alguien de forma insistente con declaraciones, propuestas indecorosas o persecuciones. Es un comportamiento ofensivo y abusivo que intimida y genera extremo malestar a los acosados, pudiendo causar daños a la imagen y la reputación de la empresa y también perjudicar la calidad de vida y la salud mental de los individuos afectados.
De acuerdo con el Ministerio Público del Trabajo, en el último año, las quejas de acoso moral en Brasil aumentaron un 74%, mientras que el número de denuncias de acoso sexual subió más del 50%, afectando en mayor parte a las mujeres.
El modelo vertical de las relaciones corporativas, adoptado desde hace siglos, parece haber favorecido la práctica del acoso a partir de los liderazgos, pues asumía que ellos tenían el derecho de ejercer el poder jerárquico de forma indiscriminada, mientras que al empleado le correspondía el papel de aceptar incluso las peores formas de trato.
Aunque la mayoría de los casos que involucran jefes y colaboradores sugiere un movimiento descendente, lo contrario también ocurre. Aún hay muchas ocurrencias en las relaciones horizontales, es decir, entre colegas del mismo nivel, lo que no disminuye la gravedad de la acción o las penalizaciones.
Acoso moral en el trabajo
Existen dos características que definen el acoso, desde un punto de vista legal. La primera se refiere a la repetición del acontecimiento durante un período prolongado. Cuando la incomodidad ocurre de forma aislada, esto puede indicar solo un daño moral.
La segunda característica es la intención de inferiorizar al individuo en el ambiente de trabajo y desestabilizarlo psicológicamente. Aquí, el objetivo del agresor es estimular peticiones de renuncia por parte de las víctimas o aún motivar transferencias, cambios de cargo y alteraciones en la configuración del entorno de trabajo.
Existe un Manual de Prevención del Acoso Moral, disponible en línea por el Tribunal Superior del Trabajo, donde consta la definición detallada de las actitudes que se consideran como formas de violencia moral. Podemos citar como acciones directas: acusaciones, insultos, gritos y humillaciones públicas. Las acciones indirectas son la propagación de rumores, aislamiento, negativa en la comunicación, chismes y exclusión social.
Acoso sexual
En relación con el acoso sexual en el trabajo, es común confundirlo con la incomodidad sexual. El acoso se clasifica como cualquier conducta que cause un agravio con connotación sexual en el entorno corporativo, como propuestas comprometedoras, insinuaciones, chantajes e intimidaciones para obtener ventajas o favores sexuales. Desde un punto de vista legal, la iniciativa debe proceder del superior jerárquico. La intimidación se produce cuando el acosador realiza acciones que hacen que el ambiente de trabajo sea hostil, intimidante y humillante para la víctima.
Una investigación realizada a principios de 2020 por Think Eva en colaboración con Linkedin detectó que en Brasil, las acciones más asociadas al acoso sexual son: solicitud de favores sexuales (92%); contacto físico no solicitado (91%); y abuso sexual (60%). El 10% de las mujeres entrevistadas no sabían decir si ya habían sufrido este tipo de violencia en el trabajo, lo que demuestra que este acoso sigue siendo muy complejo de identificar y necesita ser aclarado en los entornos organizacionales.
El acoso en tiempos de Home office
Es necesario aclarar que todas las formas de acoso pueden ocurrir tanto en el trabajo presencial como en el home office y cuando esto sucede de forma reiterada, indica que la corporación no está velando por el bienestar de sus equipos y no está contratando profesionales alineados con las buenas prácticas de gestión, valores y cultura organizacional. Por lo tanto, puede ser responsabilizada por el acoso o llegar a ser considerada cómplice por omisión.
Con la oficialización del home office en muchas organizaciones, surgió una nueva dinámica entre patrones y empleados, exigiendo una readecuación de algunos comportamientos. El acoso contra los profesionales que trabajan en el sistema remoto puede ser considerado cuando hay vigilancia excesiva, con el fin de garantizar que el empleado esté trabajando todo el tiempo, cuando se exigen respuestas a correos electrónicos o mensajes fuera del horario laboral y cuando se excede el límite de jornada laboral sin la debida recompensa o remuneración.
Estas prácticas mantienen al profesional en una condición de rehén, al presionarlo a estar siempre listo, mezclando los horarios de descanso con los de trabajo. Por eso, es importante que los líderes y gestores sean capacitados sobre cómo gestionar colaboradores a distancia.
Cuáles son las consecuencias para empresas y colaboradores
Es, como mínimo, ingenuidad pensar que en situaciones de acoso en el trabajo, el mayor perjuicio sea del colaborador. Cuando un miembro del equipo es afectado, se inicia una especie de ‘efecto dominó’, en el que una pieza termina derribando a todas las demás. Quien es acosado se abstiene de cualquier participación en acciones junto al equipo. La persona pierde el compromiso y comienza a desmotivarse y ser improductiva, generando un cúmulo de funciones para los colegas y una natural insatisfacción por parte de ellos también.
Con el paso del tiempo, si la organización no toma una actitud para mitigar el acoso, termina perdiendo talentos, pues los colaboradores impactados directa o indirectamente terminan pidiendo su renuncia. Esto acarrea un aumento en los costos debido a la rotación de profesionales, sin mencionar la posibilidad de que la empresa tenga que responder a procesos laborales y sufrir pérdidas financieras aún mayores.
Ya para el trabajador quedan las consecuencias más graves, aquellas que afectan el lado profesional y personal, perjudicando la salud y las relaciones. El colaborador comienza a sufrir con pérdida de autoconfianza, estrés, síndrome de pánico, apatía, ansiedad, depresión, Burnout y agotamiento. El acoso es capaz de minar toda la alegría y la voluntad de vivir del colaborador y, en casos más graves, llevarlo a consecuencias aún más severas.
De este modo, la empresa necesita estar siempre atenta e investigar los incidentes, acoger a la víctima y tomar las debidas providencias en relación al agresor, de acuerdo con la legislación vigente. De hecho, ya tenemos en Brasil, leyes en vigor desde el inicio del año, que obligan a órganos públicos y privados a contar con canales de denuncias y adoptar programas obligatorios de capacitación para líderes, gestores y colaboradores.
En el caso de la iniciativa privada, la CIPA – Comisión Interna de Prevención de Accidentes – gana una nueva atribución y ahora debe ser también un canal para la recepción de denuncias de acoso, optimizando así, una estructura ya existente.
Campañas de prevención y capacitación del RH y del departamento jurídico para tratar el acoso, así como la creación de canales que reciban quejas relacionadas con cualquier desvío de conducta laboral, demuestran que la gestión de personas está cambiando en las organizaciones.
Cómo la gobernanza sobre la comunicación inhibe el acoso en el entorno laboral
En este escenario, Zapper contribuye en la creación de políticas de detección del acoso en las empresas, mediante el monitoreo de las conversaciones a través de WhatsApp corporativo. Para ello, se registran en la herramienta palabras que indiquen conversaciones sensibles realizadas en la aplicación de mensajería y cuando esto ocurre, se envía una notificación al gestor, quien podrá acceder al contenido y evaluar el contexto de la conversación para validarla como práctica de acoso o no. Los datos quedan archivados en la nube, preservando la información de los individuos y la empresa, impidiendo la filtración de datos.
Cuando el esfuerzo de la empresa en cumplir con las buenas prácticas de gobernanza se une a la tecnología, es posible gestionar y valorar el capital humano y promover un ambiente preparado para la innovación. Equipos, proveedores y clientes más seguros también se sienten más confiados y comprometidos, llevando a la compañía a otro nivel. Zapper quiere acompañar y participar activamente en el proceso.
¡Haga clic aquí para impulsar su negocio!
A veces comienza con una broma sutil. Con el tiempo, progresa hacia la falta de respeto y luego comienzan las humillaciones y amenazas. El acoso en el entorno laboral no siempre viene acompañado de gritos o insultos y por eso es tan difícil identificarlo y probarlo.
El acoso puede ocurrir en los ámbitos moral o sexual y se define como la acción de incomodar a alguien de forma insistente con declaraciones, propuestas indecorosas o persecuciones. Es un comportamiento ofensivo y abusivo que intimida y genera extremo malestar a los acosados, pudiendo causar daños a la imagen y la reputación de la empresa y también perjudicar la calidad de vida y la salud mental de los individuos afectados.
De acuerdo con el Ministerio Público del Trabajo, en el último año, las quejas de acoso moral en Brasil aumentaron un 74%, mientras que el número de denuncias de acoso sexual subió más del 50%, afectando en mayor parte a las mujeres.
El modelo vertical de las relaciones corporativas, adoptado desde hace siglos, parece haber favorecido la práctica del acoso a partir de los liderazgos, pues asumía que ellos tenían el derecho de ejercer el poder jerárquico de forma indiscriminada, mientras que al empleado le correspondía el papel de aceptar incluso las peores formas de trato.
Aunque la mayoría de los casos que involucran jefes y colaboradores sugiere un movimiento descendente, lo contrario también ocurre. Aún hay muchas ocurrencias en las relaciones horizontales, es decir, entre colegas del mismo nivel, lo que no disminuye la gravedad de la acción o las penalizaciones.
Acoso moral en el trabajo
Existen dos características que definen el acoso, desde un punto de vista legal. La primera se refiere a la repetición del acontecimiento durante un período prolongado. Cuando la incomodidad ocurre de forma aislada, esto puede indicar solo un daño moral.
La segunda característica es la intención de inferiorizar al individuo en el ambiente de trabajo y desestabilizarlo psicológicamente. Aquí, el objetivo del agresor es estimular peticiones de renuncia por parte de las víctimas o aún motivar transferencias, cambios de cargo y alteraciones en la configuración del entorno de trabajo.
Existe un Manual de Prevención del Acoso Moral, disponible en línea por el Tribunal Superior del Trabajo, donde consta la definición detallada de las actitudes que se consideran como formas de violencia moral. Podemos citar como acciones directas: acusaciones, insultos, gritos y humillaciones públicas. Las acciones indirectas son la propagación de rumores, aislamiento, negativa en la comunicación, chismes y exclusión social.
Acoso sexual
En relación con el acoso sexual en el trabajo, es común confundirlo con la incomodidad sexual. El acoso se clasifica como cualquier conducta que cause un agravio con connotación sexual en el entorno corporativo, como propuestas comprometedoras, insinuaciones, chantajes e intimidaciones para obtener ventajas o favores sexuales. Desde un punto de vista legal, la iniciativa debe proceder del superior jerárquico. La intimidación se produce cuando el acosador realiza acciones que hacen que el ambiente de trabajo sea hostil, intimidante y humillante para la víctima.
Una investigación realizada a principios de 2020 por Think Eva en colaboración con Linkedin detectó que en Brasil, las acciones más asociadas al acoso sexual son: solicitud de favores sexuales (92%); contacto físico no solicitado (91%); y abuso sexual (60%). El 10% de las mujeres entrevistadas no sabían decir si ya habían sufrido este tipo de violencia en el trabajo, lo que demuestra que este acoso sigue siendo muy complejo de identificar y necesita ser aclarado en los entornos organizacionales.
El acoso en tiempos de Home office
Es necesario aclarar que todas las formas de acoso pueden ocurrir tanto en el trabajo presencial como en el home office y cuando esto sucede de forma reiterada, indica que la corporación no está velando por el bienestar de sus equipos y no está contratando profesionales alineados con las buenas prácticas de gestión, valores y cultura organizacional. Por lo tanto, puede ser responsabilizada por el acoso o llegar a ser considerada cómplice por omisión.
Con la oficialización del home office en muchas organizaciones, surgió una nueva dinámica entre patrones y empleados, exigiendo una readecuación de algunos comportamientos. El acoso contra los profesionales que trabajan en el sistema remoto puede ser considerado cuando hay vigilancia excesiva, con el fin de garantizar que el empleado esté trabajando todo el tiempo, cuando se exigen respuestas a correos electrónicos o mensajes fuera del horario laboral y cuando se excede el límite de jornada laboral sin la debida recompensa o remuneración.
Estas prácticas mantienen al profesional en una condición de rehén, al presionarlo a estar siempre listo, mezclando los horarios de descanso con los de trabajo. Por eso, es importante que los líderes y gestores sean capacitados sobre cómo gestionar colaboradores a distancia.
Cuáles son las consecuencias para empresas y colaboradores
Es, como mínimo, ingenuidad pensar que en situaciones de acoso en el trabajo, el mayor perjuicio sea del colaborador. Cuando un miembro del equipo es afectado, se inicia una especie de ‘efecto dominó’, en el que una pieza termina derribando a todas las demás. Quien es acosado se abstiene de cualquier participación en acciones junto al equipo. La persona pierde el compromiso y comienza a desmotivarse y ser improductiva, generando un cúmulo de funciones para los colegas y una natural insatisfacción por parte de ellos también.
Con el paso del tiempo, si la organización no toma una actitud para mitigar el acoso, termina perdiendo talentos, pues los colaboradores impactados directa o indirectamente terminan pidiendo su renuncia. Esto acarrea un aumento en los costos debido a la rotación de profesionales, sin mencionar la posibilidad de que la empresa tenga que responder a procesos laborales y sufrir pérdidas financieras aún mayores.
Ya para el trabajador quedan las consecuencias más graves, aquellas que afectan el lado profesional y personal, perjudicando la salud y las relaciones. El colaborador comienza a sufrir con pérdida de autoconfianza, estrés, síndrome de pánico, apatía, ansiedad, depresión, Burnout y agotamiento. El acoso es capaz de minar toda la alegría y la voluntad de vivir del colaborador y, en casos más graves, llevarlo a consecuencias aún más severas.
De este modo, la empresa necesita estar siempre atenta e investigar los incidentes, acoger a la víctima y tomar las debidas providencias en relación al agresor, de acuerdo con la legislación vigente. De hecho, ya tenemos en Brasil, leyes en vigor desde el inicio del año, que obligan a órganos públicos y privados a contar con canales de denuncias y adoptar programas obligatorios de capacitación para líderes, gestores y colaboradores.
En el caso de la iniciativa privada, la CIPA – Comisión Interna de Prevención de Accidentes – gana una nueva atribución y ahora debe ser también un canal para la recepción de denuncias de acoso, optimizando así, una estructura ya existente.
Campañas de prevención y capacitación del RH y del departamento jurídico para tratar el acoso, así como la creación de canales que reciban quejas relacionadas con cualquier desvío de conducta laboral, demuestran que la gestión de personas está cambiando en las organizaciones.
Cómo la gobernanza sobre la comunicación inhibe el acoso en el entorno laboral
En este escenario, Zapper contribuye en la creación de políticas de detección del acoso en las empresas, mediante el monitoreo de las conversaciones a través de WhatsApp corporativo. Para ello, se registran en la herramienta palabras que indiquen conversaciones sensibles realizadas en la aplicación de mensajería y cuando esto ocurre, se envía una notificación al gestor, quien podrá acceder al contenido y evaluar el contexto de la conversación para validarla como práctica de acoso o no. Los datos quedan archivados en la nube, preservando la información de los individuos y la empresa, impidiendo la filtración de datos.
Cuando el esfuerzo de la empresa en cumplir con las buenas prácticas de gobernanza se une a la tecnología, es posible gestionar y valorar el capital humano y promover un ambiente preparado para la innovación. Equipos, proveedores y clientes más seguros también se sienten más confiados y comprometidos, llevando a la compañía a otro nivel. Zapper quiere acompañar y participar activamente en el proceso.
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A veces comienza con una broma sutil. Con el tiempo, progresa hacia la falta de respeto y luego comienzan las humillaciones y amenazas. El acoso en el entorno laboral no siempre viene acompañado de gritos o insultos y por eso es tan difícil identificarlo y probarlo.
El acoso puede ocurrir en los ámbitos moral o sexual y se define como la acción de incomodar a alguien de forma insistente con declaraciones, propuestas indecorosas o persecuciones. Es un comportamiento ofensivo y abusivo que intimida y genera extremo malestar a los acosados, pudiendo causar daños a la imagen y la reputación de la empresa y también perjudicar la calidad de vida y la salud mental de los individuos afectados.
De acuerdo con el Ministerio Público del Trabajo, en el último año, las quejas de acoso moral en Brasil aumentaron un 74%, mientras que el número de denuncias de acoso sexual subió más del 50%, afectando en mayor parte a las mujeres.
El modelo vertical de las relaciones corporativas, adoptado desde hace siglos, parece haber favorecido la práctica del acoso a partir de los liderazgos, pues asumía que ellos tenían el derecho de ejercer el poder jerárquico de forma indiscriminada, mientras que al empleado le correspondía el papel de aceptar incluso las peores formas de trato.
Aunque la mayoría de los casos que involucran jefes y colaboradores sugiere un movimiento descendente, lo contrario también ocurre. Aún hay muchas ocurrencias en las relaciones horizontales, es decir, entre colegas del mismo nivel, lo que no disminuye la gravedad de la acción o las penalizaciones.
Acoso moral en el trabajo
Existen dos características que definen el acoso, desde un punto de vista legal. La primera se refiere a la repetición del acontecimiento durante un período prolongado. Cuando la incomodidad ocurre de forma aislada, esto puede indicar solo un daño moral.
La segunda característica es la intención de inferiorizar al individuo en el ambiente de trabajo y desestabilizarlo psicológicamente. Aquí, el objetivo del agresor es estimular peticiones de renuncia por parte de las víctimas o aún motivar transferencias, cambios de cargo y alteraciones en la configuración del entorno de trabajo.
Existe un Manual de Prevención del Acoso Moral, disponible en línea por el Tribunal Superior del Trabajo, donde consta la definición detallada de las actitudes que se consideran como formas de violencia moral. Podemos citar como acciones directas: acusaciones, insultos, gritos y humillaciones públicas. Las acciones indirectas son la propagación de rumores, aislamiento, negativa en la comunicación, chismes y exclusión social.
Acoso sexual
En relación con el acoso sexual en el trabajo, es común confundirlo con la incomodidad sexual. El acoso se clasifica como cualquier conducta que cause un agravio con connotación sexual en el entorno corporativo, como propuestas comprometedoras, insinuaciones, chantajes e intimidaciones para obtener ventajas o favores sexuales. Desde un punto de vista legal, la iniciativa debe proceder del superior jerárquico. La intimidación se produce cuando el acosador realiza acciones que hacen que el ambiente de trabajo sea hostil, intimidante y humillante para la víctima.
Una investigación realizada a principios de 2020 por Think Eva en colaboración con Linkedin detectó que en Brasil, las acciones más asociadas al acoso sexual son: solicitud de favores sexuales (92%); contacto físico no solicitado (91%); y abuso sexual (60%). El 10% de las mujeres entrevistadas no sabían decir si ya habían sufrido este tipo de violencia en el trabajo, lo que demuestra que este acoso sigue siendo muy complejo de identificar y necesita ser aclarado en los entornos organizacionales.
El acoso en tiempos de Home office
Es necesario aclarar que todas las formas de acoso pueden ocurrir tanto en el trabajo presencial como en el home office y cuando esto sucede de forma reiterada, indica que la corporación no está velando por el bienestar de sus equipos y no está contratando profesionales alineados con las buenas prácticas de gestión, valores y cultura organizacional. Por lo tanto, puede ser responsabilizada por el acoso o llegar a ser considerada cómplice por omisión.
Con la oficialización del home office en muchas organizaciones, surgió una nueva dinámica entre patrones y empleados, exigiendo una readecuación de algunos comportamientos. El acoso contra los profesionales que trabajan en el sistema remoto puede ser considerado cuando hay vigilancia excesiva, con el fin de garantizar que el empleado esté trabajando todo el tiempo, cuando se exigen respuestas a correos electrónicos o mensajes fuera del horario laboral y cuando se excede el límite de jornada laboral sin la debida recompensa o remuneración.
Estas prácticas mantienen al profesional en una condición de rehén, al presionarlo a estar siempre listo, mezclando los horarios de descanso con los de trabajo. Por eso, es importante que los líderes y gestores sean capacitados sobre cómo gestionar colaboradores a distancia.
Cuáles son las consecuencias para empresas y colaboradores
Es, como mínimo, ingenuidad pensar que en situaciones de acoso en el trabajo, el mayor perjuicio sea del colaborador. Cuando un miembro del equipo es afectado, se inicia una especie de ‘efecto dominó’, en el que una pieza termina derribando a todas las demás. Quien es acosado se abstiene de cualquier participación en acciones junto al equipo. La persona pierde el compromiso y comienza a desmotivarse y ser improductiva, generando un cúmulo de funciones para los colegas y una natural insatisfacción por parte de ellos también.
Con el paso del tiempo, si la organización no toma una actitud para mitigar el acoso, termina perdiendo talentos, pues los colaboradores impactados directa o indirectamente terminan pidiendo su renuncia. Esto acarrea un aumento en los costos debido a la rotación de profesionales, sin mencionar la posibilidad de que la empresa tenga que responder a procesos laborales y sufrir pérdidas financieras aún mayores.
Ya para el trabajador quedan las consecuencias más graves, aquellas que afectan el lado profesional y personal, perjudicando la salud y las relaciones. El colaborador comienza a sufrir con pérdida de autoconfianza, estrés, síndrome de pánico, apatía, ansiedad, depresión, Burnout y agotamiento. El acoso es capaz de minar toda la alegría y la voluntad de vivir del colaborador y, en casos más graves, llevarlo a consecuencias aún más severas.
De este modo, la empresa necesita estar siempre atenta e investigar los incidentes, acoger a la víctima y tomar las debidas providencias en relación al agresor, de acuerdo con la legislación vigente. De hecho, ya tenemos en Brasil, leyes en vigor desde el inicio del año, que obligan a órganos públicos y privados a contar con canales de denuncias y adoptar programas obligatorios de capacitación para líderes, gestores y colaboradores.
En el caso de la iniciativa privada, la CIPA – Comisión Interna de Prevención de Accidentes – gana una nueva atribución y ahora debe ser también un canal para la recepción de denuncias de acoso, optimizando así, una estructura ya existente.
Campañas de prevención y capacitación del RH y del departamento jurídico para tratar el acoso, así como la creación de canales que reciban quejas relacionadas con cualquier desvío de conducta laboral, demuestran que la gestión de personas está cambiando en las organizaciones.
Cómo la gobernanza sobre la comunicación inhibe el acoso en el entorno laboral
En este escenario, Zapper contribuye en la creación de políticas de detección del acoso en las empresas, mediante el monitoreo de las conversaciones a través de WhatsApp corporativo. Para ello, se registran en la herramienta palabras que indiquen conversaciones sensibles realizadas en la aplicación de mensajería y cuando esto ocurre, se envía una notificación al gestor, quien podrá acceder al contenido y evaluar el contexto de la conversación para validarla como práctica de acoso o no. Los datos quedan archivados en la nube, preservando la información de los individuos y la empresa, impidiendo la filtración de datos.
Cuando el esfuerzo de la empresa en cumplir con las buenas prácticas de gobernanza se une a la tecnología, es posible gestionar y valorar el capital humano y promover un ambiente preparado para la innovación. Equipos, proveedores y clientes más seguros también se sienten más confiados y comprometidos, llevando a la compañía a otro nivel. Zapper quiere acompañar y participar activamente en el proceso.
¡Haga clic aquí para impulsar su negocio!
A veces comienza con una broma sutil. Con el tiempo, progresa hacia la falta de respeto y luego comienzan las humillaciones y amenazas. El acoso en el entorno laboral no siempre viene acompañado de gritos o insultos y por eso es tan difícil identificarlo y probarlo.
El acoso puede ocurrir en los ámbitos moral o sexual y se define como la acción de incomodar a alguien de forma insistente con declaraciones, propuestas indecorosas o persecuciones. Es un comportamiento ofensivo y abusivo que intimida y genera extremo malestar a los acosados, pudiendo causar daños a la imagen y la reputación de la empresa y también perjudicar la calidad de vida y la salud mental de los individuos afectados.
De acuerdo con el Ministerio Público del Trabajo, en el último año, las quejas de acoso moral en Brasil aumentaron un 74%, mientras que el número de denuncias de acoso sexual subió más del 50%, afectando en mayor parte a las mujeres.
El modelo vertical de las relaciones corporativas, adoptado desde hace siglos, parece haber favorecido la práctica del acoso a partir de los liderazgos, pues asumía que ellos tenían el derecho de ejercer el poder jerárquico de forma indiscriminada, mientras que al empleado le correspondía el papel de aceptar incluso las peores formas de trato.
Aunque la mayoría de los casos que involucran jefes y colaboradores sugiere un movimiento descendente, lo contrario también ocurre. Aún hay muchas ocurrencias en las relaciones horizontales, es decir, entre colegas del mismo nivel, lo que no disminuye la gravedad de la acción o las penalizaciones.
Acoso moral en el trabajo
Existen dos características que definen el acoso, desde un punto de vista legal. La primera se refiere a la repetición del acontecimiento durante un período prolongado. Cuando la incomodidad ocurre de forma aislada, esto puede indicar solo un daño moral.
La segunda característica es la intención de inferiorizar al individuo en el ambiente de trabajo y desestabilizarlo psicológicamente. Aquí, el objetivo del agresor es estimular peticiones de renuncia por parte de las víctimas o aún motivar transferencias, cambios de cargo y alteraciones en la configuración del entorno de trabajo.
Existe un Manual de Prevención del Acoso Moral, disponible en línea por el Tribunal Superior del Trabajo, donde consta la definición detallada de las actitudes que se consideran como formas de violencia moral. Podemos citar como acciones directas: acusaciones, insultos, gritos y humillaciones públicas. Las acciones indirectas son la propagación de rumores, aislamiento, negativa en la comunicación, chismes y exclusión social.
Acoso sexual
En relación con el acoso sexual en el trabajo, es común confundirlo con la incomodidad sexual. El acoso se clasifica como cualquier conducta que cause un agravio con connotación sexual en el entorno corporativo, como propuestas comprometedoras, insinuaciones, chantajes e intimidaciones para obtener ventajas o favores sexuales. Desde un punto de vista legal, la iniciativa debe proceder del superior jerárquico. La intimidación se produce cuando el acosador realiza acciones que hacen que el ambiente de trabajo sea hostil, intimidante y humillante para la víctima.
Una investigación realizada a principios de 2020 por Think Eva en colaboración con Linkedin detectó que en Brasil, las acciones más asociadas al acoso sexual son: solicitud de favores sexuales (92%); contacto físico no solicitado (91%); y abuso sexual (60%). El 10% de las mujeres entrevistadas no sabían decir si ya habían sufrido este tipo de violencia en el trabajo, lo que demuestra que este acoso sigue siendo muy complejo de identificar y necesita ser aclarado en los entornos organizacionales.
El acoso en tiempos de Home office
Es necesario aclarar que todas las formas de acoso pueden ocurrir tanto en el trabajo presencial como en el home office y cuando esto sucede de forma reiterada, indica que la corporación no está velando por el bienestar de sus equipos y no está contratando profesionales alineados con las buenas prácticas de gestión, valores y cultura organizacional. Por lo tanto, puede ser responsabilizada por el acoso o llegar a ser considerada cómplice por omisión.
Con la oficialización del home office en muchas organizaciones, surgió una nueva dinámica entre patrones y empleados, exigiendo una readecuación de algunos comportamientos. El acoso contra los profesionales que trabajan en el sistema remoto puede ser considerado cuando hay vigilancia excesiva, con el fin de garantizar que el empleado esté trabajando todo el tiempo, cuando se exigen respuestas a correos electrónicos o mensajes fuera del horario laboral y cuando se excede el límite de jornada laboral sin la debida recompensa o remuneración.
Estas prácticas mantienen al profesional en una condición de rehén, al presionarlo a estar siempre listo, mezclando los horarios de descanso con los de trabajo. Por eso, es importante que los líderes y gestores sean capacitados sobre cómo gestionar colaboradores a distancia.
Cuáles son las consecuencias para empresas y colaboradores
Es, como mínimo, ingenuidad pensar que en situaciones de acoso en el trabajo, el mayor perjuicio sea del colaborador. Cuando un miembro del equipo es afectado, se inicia una especie de ‘efecto dominó’, en el que una pieza termina derribando a todas las demás. Quien es acosado se abstiene de cualquier participación en acciones junto al equipo. La persona pierde el compromiso y comienza a desmotivarse y ser improductiva, generando un cúmulo de funciones para los colegas y una natural insatisfacción por parte de ellos también.
Con el paso del tiempo, si la organización no toma una actitud para mitigar el acoso, termina perdiendo talentos, pues los colaboradores impactados directa o indirectamente terminan pidiendo su renuncia. Esto acarrea un aumento en los costos debido a la rotación de profesionales, sin mencionar la posibilidad de que la empresa tenga que responder a procesos laborales y sufrir pérdidas financieras aún mayores.
Ya para el trabajador quedan las consecuencias más graves, aquellas que afectan el lado profesional y personal, perjudicando la salud y las relaciones. El colaborador comienza a sufrir con pérdida de autoconfianza, estrés, síndrome de pánico, apatía, ansiedad, depresión, Burnout y agotamiento. El acoso es capaz de minar toda la alegría y la voluntad de vivir del colaborador y, en casos más graves, llevarlo a consecuencias aún más severas.
De este modo, la empresa necesita estar siempre atenta e investigar los incidentes, acoger a la víctima y tomar las debidas providencias en relación al agresor, de acuerdo con la legislación vigente. De hecho, ya tenemos en Brasil, leyes en vigor desde el inicio del año, que obligan a órganos públicos y privados a contar con canales de denuncias y adoptar programas obligatorios de capacitación para líderes, gestores y colaboradores.
En el caso de la iniciativa privada, la CIPA – Comisión Interna de Prevención de Accidentes – gana una nueva atribución y ahora debe ser también un canal para la recepción de denuncias de acoso, optimizando así, una estructura ya existente.
Campañas de prevención y capacitación del RH y del departamento jurídico para tratar el acoso, así como la creación de canales que reciban quejas relacionadas con cualquier desvío de conducta laboral, demuestran que la gestión de personas está cambiando en las organizaciones.
Cómo la gobernanza sobre la comunicación inhibe el acoso en el entorno laboral
En este escenario, Zapper contribuye en la creación de políticas de detección del acoso en las empresas, mediante el monitoreo de las conversaciones a través de WhatsApp corporativo. Para ello, se registran en la herramienta palabras que indiquen conversaciones sensibles realizadas en la aplicación de mensajería y cuando esto ocurre, se envía una notificación al gestor, quien podrá acceder al contenido y evaluar el contexto de la conversación para validarla como práctica de acoso o no. Los datos quedan archivados en la nube, preservando la información de los individuos y la empresa, impidiendo la filtración de datos.
Cuando el esfuerzo de la empresa en cumplir con las buenas prácticas de gobernanza se une a la tecnología, es posible gestionar y valorar el capital humano y promover un ambiente preparado para la innovación. Equipos, proveedores y clientes más seguros también se sienten más confiados y comprometidos, llevando a la compañía a otro nivel. Zapper quiere acompañar y participar activamente en el proceso.
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Claudia Campanhã
Periodista, locutor y posgraduada en medios sociales por la FAAP
Claudia Campanhã
Periodista, locutor y posgraduada en medios sociales por la FAAP
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